Mi iliada

El viaje comienza en el aeropuerto de Almería, a las 9.30 cojo el avión destino Barajas, llega el momento de las despedidas, de la familia, de la novia, de mi Almería... Pero bueno con la ilusión de la primera vez que salgo, no sabía la que me esperaba. En el vuelo, un alegre señor que se sentó a mi lado, me comenta con una sonrisa de oreja a oreja mientras lee el periódico... Vaya hombre, se han puesto los controladores franceses en huelga, pobre aquel que vuele hoy (me recordaba a alguien de Almería). Yo mientras pensando, no puede ser, seguro que a mi no me afecta, que vaaaa, que me va a afectar a mi si yo no aterrizo en Francia. Cuando llego a Barajas y veo que no tengo ni cinta de facturación siquiera, que el amigo Leoncio está cambiando los billetes porque ha perdido la conexion en Amsterdam, a ver si me va a afectar...
Con hora y media de retraso ¡¡Gracias AMPARO por ahorrarte 60 putos euros!! embarcamos en el avión (eso si, meti la hostia de kilos sin pagar un euro), y empezamos a ver como colegas pierden sus conexiones, Miguel (Beirut), has llegado??... Ya llevábamos un poco de miedo en el cuerpo, así que nos bajamos del avión y corriendo vamos a la otra punta del aeropuerto de Amsterdam que poco se le parece a Barajas, y llegamos a tiempo, ahí empezamos a respirar (no sabíamos lo que nos quedaba todavía).
Llegamos al aeropuerto de Atenas a las 00.15, y me quedé impresionado por la ciudad, es inmensa, cuando entramos de noche me daba la sensación de ser Alfredo Landa entrando a Madrid con la maleta enorme y la gallina. El aeropuerto es digno de mención cuando llegué a la cinta las maletas ya estaban saliendo, no esperamos nada y lo más importante, no perdimos ninguna maleta! Ya lo estábamos rozando, se oian gritos, ¡Ya hemos llegado! Pero todavia quedaba una parte de la aventura.
Al salir del aeropuerto siguiendo las indicaciones de los becarios anteriores (buenisimas por cierto), cogemos el autobús X95 hasta Syntagma, y eso si que fue una aventura. Entre unos 150 kilos de equipaje que llevabamo nos agarramos a las barras y fuimos desde el aeropuerto hasta la plaza, un trayecto de una hora, en media hora más o menos. Era impresionante, el tío no bajaba de 100 ni en las curvas. Madre de Dios, que de hostias con las maletas que me llevé en el viaje.
Al llegar a la plaza ya tocaba que nos timasen, joder, llevábamos el viaje más o menos bien. Nada más bajar del autobús se acercan varios tipos, algunos de ellos típicos mafiosos italiano sacados de la cosa nostra. Uno nos dice 20€, otro 15€, hasta ahí llegamos, nos vamos al de 15, para un trayecto que se deberían pagar no mas de 7 a 10€.
No pregunéis por qué acabamos cruzando una pedazo de avenida detrás de un tío que gritaba ¡mucho grande! mientras que pasaban los coches a una velocidad impresionante con una tranquilidad increible y tirando de todas las maletas roleys y demás. Nos subimos los tres con todas las maletas, portátiles y bolsas de mano... una odisea. Empezamos a andar con el taxi y resulta que el cabrón no sabía llegar, lo último que me quedaba que ver. Se paró como quince veces a preguntar, se perdió... llegamos a la plaza de al lado de casa y le gritmos PARA!!!!! que es aqui! lo debió entender porque paró. Pero la calle era dirección prohibida... solución: si entro marcha atrás parece que estoy saliendo del revés, si señor, se metió marcha atrás por la calle de casa (me acordé de Simón entrando en la discoteca así en El Ejido).
Pues después de 17 horas y pico de viaje llegamos a casa, tremendo, vaya experiencia...
No tengo boca para agradecértelo. GRACIAS AMPARO, también de parte de mis compañeros que perdieron el enlace en Amsterdam.
Una vez más GRACIAS AMPARO.